Tras sufrir un ictus es importante prestar atención a cualquier cambio en la rutina de la persona afectada. El ictus es una causa importante de la discapacidad, y ésta contribuye a un mayor riesgo de presentar alteraciones relacionadas con la alimentación como son la dificultad al tragar (disfagia) y la desnutrición y/o deshidratación.
Debería ponerse en contacto con un profesional sanitario en caso de presentar alguno de los siguientes signos/síntomas:
Pérdida de peso
Pérdida de apetito
Dificultad al tragar líquidos o sólidos
Cambios de voz, tos o atragantamientos con líquidos o sólidos
Ingestas prolongadas, cansarse durante las comidas
Acidez o regurgitación con la comida